top of page

MI EXPERIENCIA EN PARAGUAY

 

ESTAR EN  TERRITORIO

Llegué a Asunción del Paraguay el 3 de marzo de 2020.

Mis primeros días en la ciudad coincidieron con la inauguración de la Bienal de arte de Asunción, por lo que había un despliegue de actividades artísticas en la ciudad y artistas de distintos lugares del mundo exponiendo en diversos espacios de culturales. Fue una buena oportunidad para conocer artistas, lugares y obras. Me dediqué a realizar un recorrido por los espacios culturales, Museo del barro, Museo Etnográfico Andrés Barbero, Museo Nacional de Bellas Artes, Centro Cultural Salazar, Manzana de la Ribera y galerías de arte,  entre otros.


A su vez, en mi interés por las orillas y sus entornos, me conecté con referentes de los barrios costeros de Asunción: La Chacarita y Pelopincho. Ambos tienen la particularidad de estar situados sobre las orillas de la Bahía de Asunción, sobre el Río Paraguay y tienen similitudes con el Barrio Rodrigo Bueno, ubicado en las orillas de la Costanera Sur de Buenos Aires, en donde he trabajado con anterioridad en un proyecto de investigación en la Residencia Artística Las Orillas, trabajando sobre sus suelos, habitantes (muchos de ellos paraguayos) y produciendo obra con los barros recolectados. En esos días pude realizar varias visitas y vincularme con vecinos, referentes políticos, referentes a cargo de la re-estructuración edilicia y de infraestructura del barrio, artistas y centros culturales. También recolecté barros del suelo en distintos puntos del barrio.


A su vez, desde Asunción, realicé una visita al taller de Julia Isidrez, artista cuyas obras se encuentran en el Museo del Barro, que vive en la localidad de Itá y  trabaja el barro y la cerámica. Pude conocer su lugar de trabajo, sus piezas y sus técnicas. A su vez recolecté arcilla con la que trabaja, para seguir sumando a mi inventario de barros.

Por otro lado, junto a la Dirección General de diversidad Derechos y Procesos Culturales de la Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay,  programé una visita a los talleres de las hermanas Noguera, artistas del barro de la localidad de Tobatí, pero esta acción finalmente no pudo llevarse a cabo, porque se declaró el confinamiento por la conocida pandemia del COVID19.


Los siguientes días (8 de marzo) me desplacé a Areguá, ciudad alfarera

que se caracteriza por el uso del barro y el trabajo de artesanías

cerámicas, principal atractivo y medio de vida de la ciudad. Allí

acudí al  Centro Cultural del Lago,  a la inauguración de una muestra

colectiva Tierra. Fuego. Agua. Pueblos ceramistas del Paraguay, en

donde pude vincularme con distintos artistas, actores de la cultura e

intercambiar opiniones sobre mis intereses y sus trabajos, la historia

del trabajo en barro en Paraguay, el vínculo de la ciudad con el

Lago Ypacarí, etc.. Muchos de esos artistas son autores de las obras

que se encuentran en el Museo del Barro en Asunción.  


Guiada por Carolina Urresti, (argentina) gestora cultural enfocada en el rescate de tradiciones y lenguajes propios, locales y regionales, que reside en Argeuá hace varios años, conocí a Sra. Bienvenida Paez (Nena), con quien acordé trabajaría los siguientes días en su taller y espacio cultural Tujú Roga. Lamentablemente sólo pude tener apenas un par encuentros allí, porque la declaración de la cuarentena no me permitió seguir yendo.


En mi interés por las orillas, me dediqué a investigar también sobre Lago Ypacaraí, y los oficios construidos alrededor del mismo. Me interesé en la labor de los Piricieros trabajadores del junco Pirí que crece a orillas del lago, con quienes intenté contactarme  y visitar en sus distintas viviendas, para conocer más sobre su trabajo. En Areguá se da mucho el encuentro personal, acercarse a las casas y que te inviten a pasar, tener largas y amigables  conversaciones. encontré siempre gente dispuesta a compartir información, vivencias, anécdotas y conocimientos. 

Desde Areguá también visité la comunidad de Itagua, que se caracteriza por el trabajo del Ñandutí, una técnica textil característica de la zona, y pude establecer lazos con Maria Luisa Villalba, artesana que trabajan esta técnica.


A los 4 días de estar en Areguá se declaró la cuarentena y quedé confinada en la casa de Carolina Urresti, junto a la compañía de Carla Corbalán, otra artista argentina que trabaja con la temática del barro (entre otras). Entre las tres compartimos días de reflexión e  introspección, ahondando en las profundidades que el Paraguay nos ofrecía. En la pausa que la situación mundial nos imponía, encontramos en lo de Carolina (con quien estoy super agradecida) un lugar donde poder convivir y asimilar todo lo que estaba sucediendo.


El 19 de marzo, debido a la re-programación de mi vuelo y cierre de fronteras, regresé de manera repentina e imprevista a la ciudad de Buenos Aires.

Es así, que el trabajo que apenas empezaba a vislumbrar y realizar en el territorio, la experimentación con los barros recolectados en Asunción y alrededores (que por razones de logística quedaron en Areguá)  y mi pasantía por el taller Tujú Roga no pude ser terminado.  Tampoco pude volver a Asunción a seguir trabajando sobre las orillas del Río Paraguay, y los barrios costeros como tenía previsto.


Sin embargo, y a pesar de las circunstancias, tengo la ilusión (y convicción) que en el futuro retomaré este proyecto y podré terminar con mi investigación y producción de obras.  Pues la visita al Paraguay superó mis expectativas y generó en mi el deseo de ahondar aún más en este territorio.

bottom of page